Es de suma importancia el entorno que engalana la mesa alrededor de una copa de vino.

Si partimos del color de los vinos, ya sean tintos, rosados o blancos, variando según su origen y edad, presentan matices muy variados. Los vinos blancos pueden presentar reflejos verdes, amarillos o dorados; mientras que los tintos aparecen coronados con reflejos violetas, púrpuras o color ladrillo. Toda esta riqueza de matices en los colores merece ser apreciada por parte del comensal.

De allí que el color del mantel en que se apoyan las copas de vino tiene importancia ya que según sea el fondo con que se contraste la copa, se podrán exaltar esos matices o pasarán desapercibidos y desaparecerán ante los ojos del degustador. 

Un mantel oscuro impedirá la fiel percepción del color del vino, ya sea éste blanco, rosado o tinto. Un mantel blanco, rosa o salmón será el más apropiado. Si posee un mantel oscuro y desea resaltar los hermosos matices de un vino, puede optar por:

  • cubre manteles de color claro en sección en que van colocadas las copas.
  • servilletitas de color blanco liso debajo de las copas de vino.

En cuanto a las copas, también tienen importancia respecto a la estética del cubierto, las necesidades de la degustación y la justa apreciación del vino.

Hay numerosas formas de copas específicas de una región vitícola o de denominación. Según los expresaran los autores de “Vinos y Espirituosos de Francia”,sea cual sea, para degustar un vino, la copa debe presentar diversas características:

  • Paredes delgadas, incoloras y transparentes, a fin de dejar trasparentar el color del vino. Deben evitarse las copas gruesas, coloreadas, con dibujos, etc.
  • Paredes redondas y el borde superior ligeramente cerrado (evitar las copas acampanadas) para que los aromas exhalados se concentren en la parte superior de la copa y que el olfato del degustador o del comensal, los pueda captar bien:
  • Bastante capacidad (10cl) para poder servir una cantidad razonable de vino sin sobrepasar los dos tercios del volumen de la copa. Normalmente se sirven ocho copas con una botella de 75cl.
  • Copas con pie de un altura mínima de 4 a 5 cm., a fin de poder coger la copa por el pie. Así se evita calentar el vino al coger la acopa por el cuerpo y se puede seguir apreciando los colores.
  • Es preferible evitar beber diversos vinos en una misma copa, puesto que el aroma y los rastros del primero pueden perturbar la degustación del siguiente.
  • Se debe prever, si se puede, distintas copas para cada tipo de vino, ordenadas por tamaños en orden decreciente de izquierda a derecha, con un vaso de agua a la izquierda.

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