1. Tenga en cuenta que primero se degustan los vinos jóvenes y luego los viejos.
2. Generalmente, se aconseja comenzar por los vinos blancos, seguir con los rosados y terminar con los tintos (*).
(*) Sin embargo, el profesor E. Peynaud aconseja proceder al revés, por la sencilla razón de que los vinos blancos carentes de taninos en su composición, son generalmente más blandos, suaves y ligeros, y si tienen un buen título alcohólico, se presentan muy suaves al paladar. Si se comienza por estos vinos, las papilas gustativas se acomodan fácilmente a esas características y cuando se llega a los vinos tintos (sobre todo sin son vinos sólidos, de mucho cuerpo, muy estructurados y ricos en taninos), los mismos se perciben excesivamente duros, ásperos y astringentes.