Corrientemente, se denomina Decanter a un recipiente transparente de cristal en donde se coloca el vino antes de servirlo en la copa.
Esta es una tradición muy antigua, impuesta por los “vigneron” europeos en épocas en que los vinos no se filtraban. Así, como no se sabía impedir la formación de sedimentos en las botellas, se dejaba al consumidor la tarea de separarlos, antes de servirlos. De esta manera fue creado todo un rito alrededor de los “decanter” que perdura aún en nuestros días.
En realidad, hoy, existe una gran confusión con respecto al tema de la decantación de los vinos, por lo que trataremos algunas pautas a tener en cuenta.
En primer lugar, en la actualidad, la mayoría de los vinos han sido trabajados en bodega, de manera que no posean sedimentos.
Por otro lado, la formación de depósito es un fenómeno natural en los vinos tintos, ya que constituye una señal de envejecimiento del color. También, es normal que un vino tinto deje sedimentos tánicos a partir de los seis a ocho años en botella.
Sin embargo, es inadmisible la formación de sedimento en un vino blanco o tinto joven. Si le ocurre algo así, sospeche de la calidad del mismo.
Volviendo a nuestros grandes vinos tintos; si se dejasen con los sedimentos en el momento de degustar, estos pasarían a la copa. Estas pequeñas partículas en suspensión (sedimentos) que pasan a la boca, se palpan con la lengua, modificando la estructura, disminuyendo el aroma en boca, y se perciben como sensaciones amargas y astringentes desagradables.
Existe otro inconveniente con respecto al pasaje del vino desde la botella al decanter. Algunos autores han tomado esta aireación como favorable y necesaria; ya que opinan que mejora el buqué de los vinos tintos. Muchos de ellos, no dudan en decantar los vinos con muchas horas de antelación aduciendo que el vino “respira” aire y se ve favorecido en su expresión.
Para otros, la aireación, es realmente nociva y afecta la intensidad y calidad del buqué.
Lo real, es que una vez realizados los estudios científicos, se ha determinado que la aireación o decantado con una o dos horas de antelación perjudica a los vinos de calidad. Este tiempo de decanter sólo beneficia a vinos defectuosos, en donde el tiempo favorece la disipación de los defectos.
Cómo decantar
No olvide que se decantan sólo los vinos tintos viejos que posean sedimentos.
Generalmente estos vinos han permanecido largo tiempo en posición horizontal, estibados en botella. Para decantarlos, y evitar el movimiento del sedimento, realice los siguientes pasos:
- Tome la botella del botellero o la estiba y mantenerla en la misma posición horizontal en que se encontraba, sin voltearla, ni enderezarla.
- Llévela en esa posición hasta la mesa y colóquela en un soporte en la misma posición en que la trae.
- Encienda una vela Descorche la botella, manteniéndola inclinada, sin voltearla.
- Coloque el cuello de la botella, de manera que quede alumbrado por la vela.
- En esta posición vaya pasando el vino al Decanter.
- Permanezca atento para que le sedimento no pase al Decanter
- Desde allí, sírvalo en las copas y disfrute de él.
- Si es su deseo, resaltar entre sus amigos la etiqueta y botella original y no servir las copas desde el Decanter, deje un poquito de vino en la botella y enjuague con él los sedimentos y tírelos. (no utilice agua, ni otro producto para enjuagar)
- Vuelva a colocar el vino inmediatamente en la botella original, teniendo sumo cuidado en no airear el vino. Recuerde que el aire excesivo le hará perder fineza e intensidad a su buqué.
Reglas a tener en cuenta con respecto al DECANTER
- Primera regla: vinos tintos jóvenes y blancos, no deben poseer sedimentos
- Segunda regla: sólo se decantan los vinos tintos que posean sedimentos (generalmente llevan más de seis años en botella).
- Tercera regla: si necesita decantar un gran vino tinto, sólo hágalo antes de beberlo y no con antelación.
- Cuarta regla: si el vino tiene demasiado contacto con el aire, pierde buqué y fineza.
- Quinta regla: el decantar con más de dos horas de anticipación un vino tinto, sirve para disimular sus defectos y no exaltar sus virtudes.